Lazarillo de Tormes: Capítulo séptimo

Análisis tratado séptimo Lazarillo de Tormes

Primera parte:

Lázaro se aleja del alguacil por parecerle el trabajo demasiado peligroso, pero ¿Para qué lleva su espada, la espada que compró, no es en pos de defenderse? No. La espada es parte de las apariencias, Lázaro ha aprendido que las apariencias valen, por ello ni bien accede a un cargo que le es provechoso compra ropas y una espada y en sus fachas deja de ser un pobre muchacho y toma un porte noble. Si bien las apariencias no valen por sí mismas, pueden ayudarlo a crear una imagen respetable y noble, a través de la cual se regocija, dado que en parte logran borrar la imagen de su pasado.

Segunda parte:

La imagen de Dios y el camino, remiten al buen camino, al camino del bien, a la vida como camino que a tropiezos Lázaro ha andado, hasta llegar luego de muchos aprendizajes a un cargo real. Es decir que aquel pobre muchacho que caminaba por el borde, del bien y del mal, ha podido salir adelante sin caer en la delincuencia, sino que todo lo contrario, es ayudante de un alguacil durante un breve periodo. Lázaro logro su cometido, la estabilidad que tanto deseaba y lo ha logrado por sus propios medios, si bien es cierto que recibe la ayuda de “amigos y señores”. Remarquemos que la idea del ascenso social es puramente renacentista y tiene que ver con un mundo nuevo con clases sociales nuevas.

Lázaro a través de los diferentes amos ha logrado completar sus aprendizajes y ya en la vida de adulto logra asentarse, es decir que se ha forjado a sí mismo, ha construido su identidad más allá de todos los pesares por los que tuvo que pasar.

Tercera parte:

En este momento Lázaro rememora a su primer amo, el ciego, que fue su primer y mejor maestro, es gracias a él que ha llegado hasta donde llego. A lo largo del presente tratado, se presentará dos veces la imagen del ciego y es a través de sus profecías, lo que nos hace reflexionar: ¿El destino de Lázaro estaba escrito y el ciego pudo leerlo, o es el propio Lázaro quién ha construido su destino? ¿Es cuestión de fortuna o de construcción?

Cuarta parte:

Lázaro se desempeña de forma tan eficiente en sus labores que es muy bien visto, pero no solo en su trabajo, es este Lázaro un ejemplo de vida, por ello el arcipreste decide casarlo con su criada.

Es en este momento  donde nuevamente entra en juego la contradicción barroca del ser y el parecer, porque nada malo espera Lázaro del Arcipreste: “Y visto por mí que de tal persona no podía venir sino bien y favor”, pero como se verá más adelante, es muy delgada la línea entre el ser y el parecer, entre lo que se es y lo que se ve, quedando la ambigüedad marcada hasta el cierre de la obra.

Antes de presentar el conflicto, se presenta un clima de bienestar, todo parece ser prospero: Lázaro ha logrado un ascenso social, esta casado y es beneficiado por el Arcipreste de San Salvado, que parece en todo ser un buen amo.  

Quinta parte: El Conflicto

Las malas lenguas se andan con habladurías acerca de la relación de su mujer y el Arcipreste, lo cual hace tambalear a Lázaro, porque en ciertos momentos creé en la profecía del ciego y duda del honor de su mujer, mas él sabe que su mujer es buena y confía en la palabra de su amo, que pone la honra por un lado, es decir a favor de Lázaro, y las apariencias por otro. Por lo cual Lázaro ha de juzgar las apariencias.

Lázaro retomando las palabras de su madre, por lo cual pierde lo bueno su valor como tal, dado que en el caso de ella, si bien existió el intento no le funciono. Por tanto nos hace pensar en cierto tono irónico por parte del autor al poner estas palabras en su boca, frente a la actual situación. Porqué los buenos lo son en tanto buenos o en tanto por su posición son buenos, es decir son realmente buenos o deberían de serlo por el lugar que ocupan, son o aparentan.

En esta encrucijada se ve nuestro protagonista y debe de defender su honra a capa y espada contra las malas voces de sus amigos que le denuncian un verdad ineludible, que Lázaro no quiere, ni le interesa ver.

El CASO: Aquí se vuelve a mencionar el caso, que solamente había aparecido en el prólogo, luego de un gran paréntesis, en el cual Lázaro nos cuenta desde el principio como llego a ser parte de este triángulo amoroso, que al parecer es lo que “Vuestra Merced” pregunta y “pide se le informe muy por extenso”. Este receptor discursivo del relato pone de manifiesto que el texto todo es el cuerpo de una carta, en la que Lázaro da cuenta de su situación actual con respecto al Arcipreste y su mujer, dejando en claro que el creen en la honradez de todos los involucrados.

Por otra parte “todos los tres” vuelve a hacer presente la ambivalencia del episodio. 

  1.    Los aprendizajes: Podemos reconocer a través del tratado séptimo, como Lázaro ha aprovechado los aprendizajes para crear su identidad; de su madre aprendió a ir por el buen camino arrimándose a los buenos, por lo que logra el cargo de pregonero; con el ciego aprende a valerse por sí mismo en el camino de la vida; con el clérigo los grandes pesares del hambre, que al final de la novela ha superado; con el escudero lo vacío del honor, por lo cual rechaza las apariencias que invocan las “malas lenguas”; con el bulero aprende a callar, por ello es que nadie lo oyó hablar del caso.  

2.    El ascenso: Lázaro es fruto de su época y construcción personal. A su época le debe el poder acceder al cambio social, que este nuevo mundo renacentista ofrecía como posibilidad. Se debe a sí mismo los aprendizajes del camino, por los cuales “con fuerza y maña remando” llega a “la cumbre de toda buena fortuna”.

3.    Lo positivo y lo negativo: Podemos observar, como rasgo positivo, que Lázaro a pesar de estar marcado por el mal desde su nacimiento, logra anteponerse a las adversidades y acceder a una “buena vida”. Sin embargo, es la misma “buena vida” quien le otorga el valor negativo al ascenso de Lázaro, ya que para poder mantener su  estilo de vida debe callar su realidad de marido engañado.